El pasado 7 de abril se celebró el Día Mundial de la Salud bajo el lema de
las enfermedades vectoriales como riesgo de salud y la importancia de la educación sanitaria en la lucha contra este tipo de enfermedades. Los técnicos de Salud Pública consideran que una vez detectada la presencia de Dengue en Madeira y Cabo Verde será sólo una cuestión de tiempo el que el
mosquito Aedes aegypti o albopictus, transmisor de la enfermedad, se asiente en
nuestras islas. La experiencia estadounidense con el Virus del Nilo
Occidental nos dice que no es la capacidad técnica ni el poderío económico el
factor limitante para el desarrollo de este tipo de enfermedades, sino
recuperar hábitos sanitarios que hace 200 años eran fundamentales.
La única enfermedad que ha sido erradicada ha sido la
viruela gracias a una expedición española, la del doctor real Balmis,
que dio la vuelta al mundo con niños inoculados y en la que Canarias fue un
banco de pruebas perfecto por estar su población formada gracias a médicos como
el Dr. Domingo Saviñón y sus antecesores. En realidad fue esta expedición la
que popularizó su inoculación a nivel mundial tras la utilización por el
ejército de Napoleón, pero experiencia anteriores en Canarias ya exsitían. Viera y Clavijo describía como el fraile Agustín Veraü
lo utilizaba en sus sobrinos y también está descrito como este remedio fue
puesto en práctica durante las epidemias de viruela en Las Palmas de 1780 y
1788.
El hecho de que la erradicación de la viruela haya sido un
gran logro científico nos recuerda que también ha sido una excepción dentro del
tratamiento de las epidemias y que requirió un enorme esfuerzo. Las
ordenanzas municipales de 1921 aún contemplaban la obligatoriedad de señalizar
las viviendas con carteles bien visibles si estaban afectadas por la viruela.
Sin embargo, la enfermedad que más preocupó siempre fue la peste, que mató en
la edad media a millones de europeos. Aún se desconocía el orígen bacteriano
que tenía (Yersinia pestis) y el papel de los vectores en su
transmisión, la pulga de la rata. Por ello, cuando en 1855 se promulgó la
primera Ley Constitucional de Sanidad en las que se eliminó el sistema
cuarentenario, se hizo una distinción con los que se denominó lazaretos sucios,
los afectados de peste levantina, fiebre amarilla y cólera morbo de los cuales
se desconocía su procedencia. y de estos se reservó uno para Canarias. De igual
forma se hizo especial incapié en la lucha antipalúdica, lo que nos recuerda
que sigue siendo la malaria una deuda pendiente con los países en vía de
desarrollo. Las idas y venidas de Fernando VII de la constitucionalidad
al absolutismo, hizo que se tardará 40 años en tener iniciativas legislativas
de este tipo. Concretamente fue el bienio progresista del reinado de Isabel II,
el que fue pródigo con leyes de tanta actualidad como la de Ayuntamientos y
Diputaciones, en la que uno de los seis comisionados fue el tejinero Gregorio
Suárez, alcalde de la Laguna
en 1841, o la Ley
de Sanidad citada, en la que fue especialmente activo el diputado orotavense
Feliciano Pérez Zamora. Estuvo Pérez Zamora muy sensibilizado con la sanidad
marítima y el control de puertos. Canarias era bien conocedora de los estragos
que ocasionaba ser un cruce de caminos entre Europa, África y América. 5 años
después en 1860 se elaboró la ordenanza que regulaba los remedios que entonces
existían con lo petitorios mínimos que tenían que estar presentes en la
farmacia. Sin embargo, en un siglo pródigo en epidemias, se tuvo que tardar 50
años más para desarrollar la ley con la Instrucción General
de Sanidad Pública de 1904 y su aplicación desde los ayuntamientos, el
Reglamento de la
Sanidad Municipal de 1925.
El problema actual de la presencia de dengue en la
macaronesia no es muy diferente del de entonces aunque los motivos sean algo
distintos. No es que nos parezca que volvamos a empezar sino que vivimos en
procesos cíclicos. La modificación de los hábitos de vida, como la facilidad en
el transporte o la moda de los animales exóticos, o el cambio climático
con la subida de temperatura, no ocurría entonces, pero la lucha
antivectorial es la misma con la ventaja adicional que nos da el conocimiento tanto
de la biología de la enfermedad o de los productos a utilizar. Sin embargo, en
la actualidad tenemos una gran desventaja y es la falta de sensibilidad que
existe sobre la problemática del control de plagas como vehículo de transmisión
de la enfermedad. Hoy, a igual que ayer, los ayuntamientos son claves en la erradicación
de estas plagas pero la sensibilización sanitaria no es la misma.
Imagen de la firma de Domingo Saviñón cedida por el Archivo Municipal del Ayuntamiento de La Laguna (AMLL).
Imagen de la firma de Domingo Saviñón cedida por el Archivo Municipal del Ayuntamiento de La Laguna (AMLL).