viernes, 29 de mayo de 2009

LA NICOTINA, fundamentos de una adicción




El 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco en el contexto de la petición por parte de los profesionales de la salud del endurecimiento de la Ley Antitabaco. Todavía hoy, 1 de cada 4 fumadores desconoce que el humo del tabaco perjudica a los niños y se sigue fumando en el 56% de los hogares. Dicho endurecimiento puede estar justificado porque cada vez existen más pruebas de los efectos negativos de los productos que se inhalan con el humo del tabaco (formaldehído, cianuro, monóxido de carbono, amoniaco, etc.) agravado por el carácter fuertemente adictivo de la nicotina, comparable, o inclusive superior, a la cocaína o a la heroína.
La nicotina es un alcaloide, como también lo es la cafeína, y como tal ejerce un efecto estimulante. Se absorbe perfectamente a través de la piel, las mucosas y los pulmones. La superficie que exponen los alvéolos pulmonares es 90 veces superior a toda la superficie corporal, si a eso añadimos la gran irrigación que tienen, se explica que una vez inhalada la nicotina sólo se tarde entre 10 y 15 segundos en llegar al cerebro. La excreción de esta nicotina también es muy rápida, tiene una vida media dentro de nuestro organismo de unos 60 minutos. Por esto se requiere fumar todo el día para mantener constantes las concentraciones de nicotina en el organismo.
A igual que el alcohol el efecto de la nicotina es dependiente de la cantidad y de la frecuencia con la que se inhala. Provoca una estimulación casi instantánea por la producción de adrenalina (la hormona de la lucha y huída) y la consiguiente liberación de glucosa al torrente sanguíneo, bloqueando de igual forma la producción de insulina. Eso se traduce en unos niveles mayores de glucosa en sangre.
La nicotina eleva el metabolismo basal por lo que hay un consumo mayor de calorías y también provoca un aumento del colesterol LDL (colesterol malo) por lo que aumentan los riegos cardiovasculares.
La comunicación entre neuronas se lleva a cabo mediante neurotransmisores. Uno de ellos es la acetilcolina. La nicotina puede mimetizar la actividad de la acetilcolina interactuando con uno de sus receptores, los llamados precisamente receptores nicotínicos. Esto provoca más liberación de acetilcolina (mejora la capacidad de acción y concentración), de dopamina (sentimiento agradable, mecanismo de recompensa), de noradrenalina (euestres), de glutamato (apredizaje y memoria) y de endorfinas (ocultación del dolor).
La nicotina aúna los efectos psicológicos y fisiólógicos de toda adicción. En ella se combinan un refuerzo positivo de adquisición de placer (dopamina) con un refuerzo negativo de compensar el estres (noradrenalina). Se usa de forma compulsiva, inclusive conociendo sus efectos negativos. Por los mecanismos que se han explicado el organismo necesita volver a consumir para poder mantener la vía de recompensa del cerebro aditivo. El organismo necesita mantener unos niveles adecuados de nicotina en sangre ya que se va haciendo tolerante a esas concentraciones y su ausencia le provoca irritabilidad, ansiedad y depresión. Por ello se recomienda que el abandono del tabaco se haga bajo la supervisión de un profesional sanitario.

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