miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL ESTRÉS, con el corazón en un puño

El concepto de estrés fue definido en 1935 por Hans Selve como el “síndrome de exactamente sentirse enfermo” (syndrome of just feeling sick) y en la actualidad este concepto está tan vigente y cogiendo tanto auge que algunos consideran que debe redefinirse el concepto de salud como la capacidad que tengamos para adaptarnos al cambio. Es la generación de miedo e incertidumbre que ocasiona aquellas situaciones psicosociales en las que no podemos predecir su evolución los principales estresores. La crisis actual, la poca capacidad en la toma de decisiones, los conflictos interpersonales, los cambios de los estilos de vida, etc conlleva a una situación de estrés crónico con una alteración del funcionamiento normal de las hormonas del estrés.

El estrés por sí solo es imprescindible como mecanismo de supervivencia pero cuando se cronifica nos obliga a vivir en un estado permanente de angustia que tiene sus consecuencias, no solo psicológicas (depresiones, fobias, etc.) sino también fisiológicas. Debemos, por ello, cambiar el esterotipo de persona estresada como el del ejecutivo activo, con el de la persona angustiada con unos problemas que le abruman.

Está científicamente demostrado la vinculación entre el estrés con las dos enfermedades más frecuentes, las cardiovasculares y el cáncer.

El estrés es considerado el desencadenante principal de la hipertensión arterial (HTA), ante una señal de peligro necesitamos al organismo funcionando al cien por cien. Pero no todo el estrés afecta por igual, sólo el aspecto negativo del estrés, el menos visual, es el que es realmente es factor de riesgo para HTA y las consecuencias que se derivan de ella.

Estas personas suelen estar angustiadas por encima de la media, tienen un carácter depresivo y suelen estar tensos. En estas situaciones la frecuencia cardiaca y el ritmo respiratorio se aceleran. Esta respiración acelerada sin actividad corporal, altera el equilibrio del dióxido de carbono sanguíneo, lo que provoca excitación cerebral, lo que genera el miedo y el pánico, provocando el círculo vicioso lo que a su vez degenera en una espiral sin fin. En estas situaciones de pánico, lo normal es que se requiera ayuda psicoterapéutica, ya que las emociones intensas e incontroladas aumentan el riesgo de arritmias y ataques cardiacos poniendo en serio riesgo la vida.

Defectos hereditarios pueden ocasionas pérdidas de plasticidad de los canales iónicos de potasio del corazón provocando acumulación del mismo, la hiperexcitabilidad consecuente y por estímulo de la adrenalina y noradrenalina ocasionar arritmias peligrosas.

Los procesos oxidativos agravan la situación, las peroxidación de las membranas ocasiona rigidiez de los vasos, la oxidación de las LDL ocasiona la formación de placas ateromatosas, la peroxidación del oxido nítrico reduce su capacidad vasodilatadora. Todo ello ocasiona falta de oxígeno del corazón o infarto lo que se traduce en una irregular fibrilación ventricular con lo que los fibras musculares dejan de contraerse de forma armónica y deja de llegar entonces el oxígeno necesario, sólo la fibrilación artificial puede acompasar nuevamente la contracción del corazón.

Para todo esto no queda otra alternativa que la prevención. Desde el año 2003 hasta el 2011 se llevó a cabo en España un estudio multicéntrico en que participaron 19 centros en el primer estudio aleatorizado que se realiza sobre las benevolencias de la dieta mediterranea al que se le ha denominado PREDIMED (PREVención con DIeta MEDiterranea). En un estudio de selección la azahar de los individuos con intervención controlada de los mismos que da el mayor rigor científico y que comienza a dar resultados en el sentido de ratificar que la Dieta Mediterranea ayuda a prevenir la presencia de hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia y obesidad, o sea el síndrome metabólico.

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