jueves, 22 de noviembre de 2012

LA INFLAMACION, ¿un nexo común?

La inflamación crónica asociada a la edad, se postula como la causa común de las principales patologías que nos afectan. Solemos asociar la infección a un proceso natural que nos permite defendernos de toda sustancia extraña que nos invade (imagen: macrófago), sin embargo, y como ocurre en otros ámbitos, esa línea de defensa se nos puede venir en contra cuando no sabe parar.

Enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, la EPOC, o Alzheimer, cursan con elevados niveles de mediadores de la inflamación como la Proteina C Reactiva (PCR) . Pero las mejoras en la técnicas analíticas nos han permitido comprobar qué sucede cuando los niveles de estresores son bajos, pero actuando de forma persistente en el tiempo, como ocurre con el tabaco o con el efecto cocktail de los disruptores. Al poderse detectar niveles hasta 1.000 veces inferiores se ha podido comprobar que de igual forma estos mediadores se mantienen elevados con respecto a la normalidad, postulándose como los responsables de la evolución del mal.

Otra forma de atacar a los intrusos es mediante la generación de radicales libres, pero los mismos no diferencian entre los malos y los buenos y dañan también las células sanas. A veces pueden afectar al material genético provocando un crecimiento celular anormal y el sistema inmunológico en su afán de regenerar y crear tejido nuevo no hace sino agravar el problema.

La obesidad es otro factor de riesgo que siempre se ha asociado a todas estas patologías y hoy en día es la gran epidemia. El tejido graso, lejos de considerarse tejido inerte hoy se conoce su fuerte componente hormonal. Al aumentar de tamaño las células de grasa se activan inductores de la inflamación como las citoquinas (interleukina-6 o IL-6) y se movilizan los macrófagos que se introducen en la grasa procediendo a enviar las señales proinflamatorias.

Esto explica la importancia de la nutrición en el control de las patologías asociadas a la edad y en particular la importancia de la dieta mediterranea con sus frutas y verduras y sus aceites y nueces, capaces de reducir la inflamación de los vasos sanguineos, estrechamente relacionado con las principal patologías, las enfermedades cardiovasculares.

En el envejecimento entra en juego otro inductor de la inflamación, la prostaglandina E2, y precisamente en inhibir su síntesis es en lo que se basan los principales antiinflamatorios, los inhibidores de los citrocomo oxidasa (COX2) y debemos tener presente que el mismo efecto se puede conseguir en la alimentación con los omega-3 de los pescados azules.


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