martes, 12 de febrero de 2013

SALUD SEXUAL, ciencia y bioética

El próximo mes se cumple el tercer año de haberse presentado la  ley de reforma del aborto, por la cual se establece la semana 22 del embrión fecundado como edad límite legal para poder proceder al mismo, más allá del cual sólo se podrá llevar a efecto si hay anomalías fetales. Sin embargo, la ley es mucho más amplia, también es la ley de la salud sexual y reproductiva.

Precisamente en estos días se está revisando nuevamente el balance riesgo-beneficio del Diane (ciproterona+etinilestradiol) como consecuencia de su retirada en el mercado en Francia al observar su extensión en uso a situaciones no aconsejables, debido a sus efectos secundarios bien descritos y documentados, el tromboemobolismo venoso, por lo que cabría preguntarse,

¿Hasta qué punto cumplimos con el principio cautela?

Entran en juego otros aspectos relativos al autocuidado de la salud y la protección de la autonomía personal, de especial significado para las mujeres para las cuales el embarazo y la maternidad afectan significativamente a sus vidas, pero también a las de un tercero y para la sociedad en general. El debate por ello está más que servido desde el punto de vista bioético que en cualquier caso siempre debe ir de la mano de los avances científicos. Por ello, el nuevo comité de bioética tiene un delicado trabajo por delante.
Es evidente que esta autonomía sexual, favorecida por los avances científicos, ha contribuido al envejecimiento poblacional que tenemos hoy en día. A la esterilidad manifiesta que se está observando en los espermatozoides de los varones se añade el estado inadecuado de los ovocitos de la mujer madura, lo que conlleva que el método más eficaz para satisfacer el deseo legítimo de procreación esté siendo el de la implantación de embriones fecundados donde el material genético puede no provenir de ninguno de los progenitores, por lo que de forma torticera se suele hablar de “procreación a la carta”. Muy al contrario la donación de embriones se debe de entender como un acto de generosidad. Y es que la ciencia , a veces nos parece que va muy deprisa, o no sabían que por lo visto existen espermatozoides kamikaces. La utilidad de los semen para su donación se valora en función a la motilidad de los espermatozoides, cual si de corredores se tratase. Existen algunos que no paran de perseguir su cola, los kamikaces, aquellos que se postula que vigilan que no entre ningún espermatozoide a un ovulo ya fecundado.



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